Tras estar en coma e intubado por 4 meses debido al Covid, Toño Mauri despierta y se enfrenta a nuevos retos que tuvo que sortear y vencer -acompañado de su familia, guiado por sus médicos y abrazado por Dios-, para poder tener una nueva oportunidad de vivir.


Toño se sentía resfriado, cansado y un poco adolorido. No sospechaba que el temible virus del Covid-19 se había apropiado de su organismo. Nadie lo vio llegar. Y nadie imaginó que esa ida al hospital, tras la imposibilidad de Toño para respirar bien, sería el comienzo de una larga lucha para aferrarse a la vida.


Toño cayó en un sueño profundo al ser inducido a un coma durante casi cuatro meses en los que estuvo entubado. Su familia, amigos y médicos pensaron lo peor, y cada día era de agonía e incertidumbre.


Mas nunca perdieron la esperanza. Su esposa Carla y sus hijos hicieron guardia y estuvieron presentes orando por él así como tomando decisiones importantes y vitales para mantener a Toño con vida.


Y llegó el día en que Toño despertó. Aunque fue una gran alegría para todos, las noticias sobre su salud no eran para nada alentadoras. Estaba muy lastimado. Sus pulmones no resistieron el ataque del virus y fueron duramente castigados al grado de no funcionarle más.


Una única luz parecía brillar en el horizonte, pues aún no estaba todo perdido y, así como se aferró a la vida en la primera etapa de su internamiento, esta vez, lo volvió a hacer acompañado del amor y cuidados de su esposa, hijos y médicos. Y, como relata el propio Toño en estas páginas, sostenido de la mano que lo mueve todo, de la mano de Dios quien nunca lo soltó.